miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cara y cruz

Una de las ideas más gratificantes que puede haber propuesto el hombre es la de radicar su acción en una idea posterior. Sé que es extraña y aun paradójica tal frase, pero como toda grata paradoja lo que propone no es descabellado. Imaginémos un mundo regido por el libro de todos los idiomas, por ese esperanto que tanto ha buscado el ser humano desde que posee uso de razón, lo que quiere decir desde el embrollo generado en Babilonia desde donde partimos inentendidos a entendernos de nuevo.
Pues bien, esta sociedad, ideémosla una isla, se basa en la posibilidad de todos los días olvidar al precedente, precisamente porque se ha olvidado el idioma que se habló el día anterior, lo que conlleva a olvidar los actos y los pensamientos que en la mayoría de los casos se rigen a las letras o a las palabras en sí. En este ignoto lugar, ha donde se llega en un temible bergantín con medio plano de un tesoro que, claro está, nadie recuerda en qué orilla fue enterrado, se habla todas las lenguas o ninguna de manera íntegra. A menudo tratan de escribir, acaso en la arena, acaso en las cortezas de las palmeras, por el impulso frecuente de querer expresarse, y al día siguiente el significado de esos garabatos les resulta escondido. Ahora bien, este olvido no es del todo maléfico, porque apenas han olvidado el viejo lenguaje (que tal vez sí vuelven a encontrar, pero a medias, como a todos), en largas noches de borrachera, les nace el entendimiento del nuevo idioma. Se sienten loritos que copian lo que escuchan. Dicen cosas como: every person, place and thing in the chaosmos of Alle amyway connected with the gobblydumped turkey ostroghotic kakography siniestrogírico desidered, e improperios similares.
Hay quien perjura que toda es una amenaza femenina. Que en esta confusión babélica los hombres pueden amar cada día a su esposa como si fuera el primer día, para lo cual inventan brebajes que el mundo de hoy ha olvidado al convencerse que la brujería no existe.
Este lugar, regido por esa obra de un irlandés que no la conoció, que es el único libro que se podría leer aquí porque engloba a todos los otros, puede ser sorteado o vulnerado, no sé, cuando se halle la mitad del mapa faltante. Es decir, cuando alguien trace al reverso lo que falta trazar: la idea de salir.

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