lunes, 31 de enero de 2011

Sueños de un hombre que camina solo


Cada hora que transcurre un árbol toma la forma de la muerte. Quizá incluso sea más veloz aquella apropiación o metamorfosis, quizá no sea otra que la testificación de que la vida está enganchada a la muerte. Saúl Terranova probó otras formas de urnas funerarias.
Desde un principio tuvo problemas con aquellas personas con las cuales haría pruebas -ya que sus inventos sufrían la notable desventaja en comparación con las urnas tradicionales, puesto que aquellas han sido comprobadas desde tiempos inmemoriales-, y sólo pudo hacerlo con algunos individuos con problemas mentales o enfermedades terminales. Descubrió que nadie era mejor para realizar sus pruebas que los necrófilos, quienes acudían a él para suplicarle estar en sus ataúdes para ahí morbizarse.
Ideó el féretro de agua. Luego, una especie de féretro de fierro. Al cabo, uno de ropa.
(en proceso)