viernes, 4 de noviembre de 2011

HAY

Hay una quinceañera enamorada y detallista que no puede olvidar ese ligero gesto de aprecio del objeto de su pasión, y que se martiriza por no saber corresponderlo. Es la maniatada sirvienta de los anhelos de un amor, del don de amar.

a Juan José Arreola, parafraseado

Hay un fantasma de mujer que ha hecho de mí el lugar favorito para realizar sus apariciones. El único problema que tiene, es que yo no creo en fantasmas.

Hay un abogado que nunca habla por teléfono, quiere conservar la voz con toda su potencia.

Hay un hereje que de tanto maldecir al dios acaba convirtiendo su gesto en una parte de la ceremonia.

Hay alguien que agarra con mayor firmeza la piedra, es el que la lanza más lejos.

Hay un feligrés que cree en los milagros y que por eso no es partícipe de ellos; la luz del día impide ver las estrellas.

Hay una anticuaria a la que nada le gusta más que meter los dedos en un tarro de aceitunas que en la noche acompañan al martini de su esposo.

Hay una concubina que ama por igual a su marido y a su trabajo: si a él se le ocurre darle un beso, ella se hace un daño atroz con el cepillo de dientes.

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